La primavera se acerca, los almendros hace mucho que están en flor y la lluvia es lo que ha marcado la entrada del año y la que dicta la tónica diaria. Nos estamos acostumbrando a ver imágenes impactantes del agua recuperando el terreno robado por las constructoras.
¿Cuántas viviendas están construidas en zonas inundables?, ¿porqué se aceptan proyectos de construcción de casas a la vera de los ríos?, ¿por qué permitimos que el dinero se anteponga al sentido común?.
La sabiduría de los viejos una vez más ha sido desoída, el agua recupera sus territorios dejando la creación del hombre en pocos minutos sumergida o destruida. Si solo fueran bienes materiales lo que se pierde, bueno polvo al polvo. ¿Pero alguien tiene en cuenta si dentro de esas viviendas hay alguna persona con alguna discapacidad que no se pueda defenderse de los elementos y que refugiada dentro simplemente haga guardia dentro de una casa que será su tumba?
Si hay algo que nos está enseñando esta crisis es que cuando se construyen castillos de papel cuando llueve, se trasforman en papel mojado. Lo malo es que el ladrillo anegado abriga mas bien poco.
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