8 sept 2010

La sombrilla, reflexiones de verano (XII)

Ya estamos en septiembre, y sigue haciendo mucho calor. Hoy es fiesta en Málaga, Día de la Victoria, así que en su honor iremos a pasear por el centro. Antes de salir echo una ojeada a los tweets del pajarillo azul y no puedo dejar de sonreír ante los ríos de tinta que se escriben sobre el cambio de rol y la autoimagen del periodista.

Es cierto que el periodista ha tenido la fama de justiciero y defensor de la verdad -lema este que ya se usa para vender cremas antiarrugas- pero la crisis de identidad que sufre está removiendo todos los cimientos.

Hoy en su blog Agustín Rivera resume algunas ideas de un reportaje publicado en El País, de Ramón Muñoz, "¡Noticia bomba!". Ante su lectura se me ocurren algunas contestaciones:

1) La noticia ha dejado de tener valor y está al alcance de todos. Le llaman periodismo ciudadano.
Cuando se inventó imprenta se pensó que se vanalizaba la cultura al hacerla masiva, este es ya el cumplimiento de la profecía. Ahora vivimos la secularización de la sacrosanta información exclusiva de unos pocos. La equivalencia información igual a poder se ha convertido en ecuación de múltiples incógnitas y elevada a infinito.

El periodismo ciudadano son los mil ojos que necesita la realidad para ser retratada, ¿la cuadratura del círculo? Es posible, los arqueólogos, sociólogos e historiadores del futuro tendrán mucho trabajo a la hora de hilvanar la Historia de una sociedad tan compleja y que deja huella escrita.

Acabo de leer un tweet que para ser de un periodista se lo podría ahorrar - luego se extrañan de que el ciudadano haga reporterismo- pues, si a esto se dedican en la profesión y tiene eco, cualquiera tiene temas más interesantes que contar: "Un reportero twittea su ataque al corazón en directo".

2) Saberse mísero y codearse con el poder le crea una zozobra existencial.
Quizá en los seguros médicos deberían incluir la terapia psicológica y registrarla como enfermedad del gremio. O habrá que añadir a los temarios la asignatura de "Cómo trabajar con un poderoso y no creértelo". De cualquier forma no todo son políticos y famosos a los que se presta atención, también hay otros asuntos:

Yoani Sánchez
yoanisanchez Autoridades de #cuba no acaban de entender que no hay propaganda buena ni mala, sólo propaganda. Estigmatizándome me estan dando a conocer

3) Ya no persiguen tener más lectores sino más seguidores, 'followers'.
Bueno, el lenguaje es algo vivo, lectores-seguidores, tampoco la compra de un periódico aseguraba que se leyera completo- por mucho estudio del OJD que realizara. Quizá estos seguidores sí se leen ese contenido completo, seguidores-lectores.

4) El periodismo epiléptico de corta y pega en 140 caracteres triunfa.
Hace poco leí en un libro de Juan Cruz, periodista de El País, que: " para escribir buenos titulares había que leer poesía". ¿Serán los tweets la nueva poesía del Postmodernismo?, porque hay muchos que son perfectos enganches para el lector.

Antes de terminar este post echo una última ojeada al Twitter, y me viene a la cabeza la imagen de la redacción de prensa recibiendo teletipos a cada segundo. Es como tener tu propia agencia de noticias en casa, ya todos podemos jugar a periodistas.

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