30 oct 2010

La sombrilla, reflexiones: Assanges, Wikileaks y Periodismo


El pasado sábado se dieron a conocer cerca de 400.000 documentos internos del Ejército de EE UU en el portal de Internet llamado Wikileaks. Desde esta plataforma se han puesto al descubierto los abusos, torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidos durante la guerra de Irak tanto por las tropas aliadas como, por el Ejército iraquí con la tolerancia de las tropas estadounidenses.

WikiLeaks permite la publicación anónima de documentos secretos. A través de una conexión cifrada permite a cualquier contenido en diferentes formatos sin dejar rastro. Se ha convertido en la gran plataforma de las filtraciones ”leaks” en inglés.

Su fundador Julian Assanges, de 39 años, antiguo hacker, se ha propuesto con esta iniciativa reinventar la “transparencia total” a la hora de informar, aunque se ponga en peligro la vida de las personas. Esta postura ya le granjeado detractores que le acusan de haber revelado la identidad de informantes afganos que ahora son blanco fácil para los talibanes.

Assanges unas veces se define periodista y otras reniega de esta profesión alegando que: “Los periodistas participan en la creación de guerras a través de su falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde peloteo a las fuentes gubernamentales”.

Esto queda como crítica al gremio, nunca está demás algo de autocrítica. Pero, más allá de la visión que este individuo tenga del periodismo actual, hay que reconocer que esta versión del “Watergate” internacional tiene características dignas a tener en cuenta, tales como: convertir un portal en la macrofuente de información civil y militar. Facilitando el que cualquier persona sea susceptible de convertirse en “garganta profunda” y destapar vergüenzas.

Otro hito a destacable es el hecho de que Wikileaks goza de inmunidad diplomática en Suecia, donde ha podido refugiarse el portal acogiéndose a la política liberal que ofrece el país y apoyado por el Partido Pirata.

Este es otro efecto de la globalización tecnológica de la comunicación. La información ha encontrado su propio “paraíso fiscal” donde no se le piden cuentas ni el pago de impuestos. Aquí hacemos un inciso, traficar con dinero no le convierte a uno en banquero, así como manipular información no le capacita a uno como periodista. Se está reduciendo la profesión a sus primeras fases de las rutinas de producción.

Wikileaks sólo es una almacén de papeles, un cajón desastre que no interpreta ni contextualiza, no tiene criteros éticos ni conciencia del daño a terceros.

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