7 feb 2011

Minirrelato: Los clavos de Cristo

- ¡Que no, que ya te he dicho que se acabó! Que incluso si a Jesucristo le hubiesen dado la oportunidad, a los treinta y cuatro, él mismo se hubiera quitado los clavos.

En silencio escuchaba la ojiplática María, la sarta de reflexiones del enojado muchacho, mientras en su interior imaginaba cómo la figura del antiguo crucifijo se quitaba la corona de espinas, se arrancaba cada clavo y se iba a urgencias a darse puntos en la herida del costado. Dando así al mundo una lección de autoayuda y respeto a la vida que muchos no saben ni reparan en su valor.

- ¿Me estás escuchando María?
- Sí, por supuesto, los clavos - se limitó a repetir las últimas palabras para dar la sensación de una escucha activa que realmente no había practicado, pero que la salvaba de tener que admitir que hacía mucho que había desconectado mentalmente de la conversación.

- Entonces, ¿qué me dices? - le insiste él, pero ella responde con el silencio mientras piensa que tal vez Jesús debería ponerse la antitetánica.

5 comentarios:

norah dijo...

Bravooooo!!! maravilloso texto. Enhorabuena por tu don para narrar. Un beso

Mazes dijo...

De verdad que... pico en el enlace, leo el relato y pienso: esto hay que comentarlo. Me voy a comentarios y aparece Norah... ha sido como si jugando al escondite inglés hubieses alcanzado la meta a la primera...
en cuanto a tí, Yaiza, espero leer de tí mucho más y voy a empezar por este blog.
Saludos desde el Olimpo

Mazes dijo...

Perdón, he escrito Yaiza, en lugar de Yeiza

Yeiza Sarmiento dijo...

Gracias a las dos por vuestros comentarios y estaré encantada de volver a encontraros. Sois bienvenidas a mi pequeño refugio.

Un abrazo :-)

AndaluzaJASP dijo...

Magnífico Yeiza,
Un relato muy "inspirador", como ya nos tienes acostumbrad@s.
Ala! a vacunarnos todos de la antitetánica!!!
BESOS y ABRAZOS,
INMA.

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