10 dic 2011

La sombrilla, reflexiones: El periodismo desnudo

Creo que lo he dicho muchas veces, me encanta decirlo. Soy estudiante de periodismo y cuando me licencie seré periodista, ejerza o no. Lo que yo no sabía antes de empezar era que entraba en una carrera muerta, de esas que se estudian porque te gusta, aunque no tenga salida profesional. Una vía cerrada, ¿como estudiar Latín o Griego? Estudiar una licenciatura por 'culturilla' general no entraba en mis planes. Así como tampoco esperaba encontrarme en la sala de espera de cuidados intensivos viendo los estertores de la muerte del periodismo.

Me niego a seguir escuchando a los gurús, que como pájaros de mal agüero llenan páginas y páginas, describiendo los síntomas del moribundo, de cómo se le escapa la vida en cada exhalación. Por otro lado, si el periodismo se muere, ¿dónde están los médicos, las manos y las cabezas pensantes que deben buscar soluciones y mejorar la calidad de vida del paciente?

Vamos a ver, de entre los 3.000 egresados del curso pasado, o de las promociones anteriores, ¿ no hay ningún lumbreras con ideas nuevas? Vamos, que se nos muere el amor de tanto usarlo, como decía la canción. Que se nos muere, ¿y todos mirando? Dándole una vuelta de tuerca más y por buscarle el lado positivo al asunto, si el año que viene se cumplen los augurios del calendario maya de que el mundo se acaba en 2012, pues mira en España hay 3.000 redactores preparados para hacer la cobertura completa del Apocalipsis. Vamos que no se nos va a escapar ni un ¡Ay!, porque aquí ya tuiteamos todos.

Yo, muy señores y señoras míos, no valgo para eso, me niego a semejante diagnóstico. Si hace falta me hago el curso de primeros auxilios por si hay que hacerle el masaje cardíaco al finado. Y si finalmente ocurre lo peor, Dios no lo quiera, nos leeremos el Libro de los Muertos, para intentar embalsamarlo  y conservar su efigie. Aún más, si fuera necesario contactaríamos con el Más Allá,  para que no se corte la comunicación, para que nos siga contando sus historietas de cuando al periodismo le hicieron su primer traje de chaqueta  y se puso la corbata con la pirámide invertida. De cuando al periodismo le antepusieron el adjetivo "nuevo" para que al sustantivarlo le ganara el pulso a los plumillas con intereses literarios. O también de aquella vez en que le apellidaron "humano" para recordarle que el periodismo está hecho de gente que habla de otra gente.

Sí, el que está en la camilla de urgencias es un periodismo desnudo, sin títulos nobiliarios, ni apellidos de abolengo. Una profesión que tiene que asumir sus propias miserias para empezar a buscarles solución de continuidad. Etiquetas como #Sinpreguntasnohaycobertura o #gratisnotrabajo son algunas que intentan poner el dedo en la llaga. Indican algunos sitios por dónde el paciente se queja, donde le duele.  Quizás es el momento de usar el espejo consigo mismo, y sobre todo, no darlo por muerto.


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