12 may 2012

La sombrilla, reflexiones: La prensa y los niños

Una mesa y dos sillas. Un café y un chocolate caliente. Dos periódicos: uno nacional y otro deportivo. El nacional, generalista para mi. El deportivo para mi peque. Mientras yo leo que Holland es la promesa cumplida de la izquierda francesa, él mira escudos y resultados. Entre migajas de pan con aceite y  la gotita perdida del café sobre el mantel, llevamos una hora desayunando con los periódicos sobre la mesa.

Personalmente, no soy fiel a una sola marca, voy probando a unos y otros a ver de qué pata cojean. O simplemente, para leer a los articulistas o corresponsales a los que profeso devoción. Están en todas las cabeceras, así que tengo los afectos muy repartidos. El otro día mi peque y yo, estábamos en la gasolinera repostando y tengo la costumbre de que al pagar siempre cojo algún periódico. Normalmente, el niño siempre aprovecha para pedirme alguna chuchería, pero esta vez me sorprendió. Me pidió dinero para comprar un periódico deportivo. Lo admito, se me calló la baba en cascada. 

Por supuesto le dije que sí, que escogiera uno. Cuando cogió un ejemplar en el estante, pensé: Ése no nene, que tiene una chica con bikinis imposibles en la contraportada. Mujeres objeto, fetiches de una sensualidad demasiado explícita. Cosa que no me hace ni pizca de gracia. Pero pronto, detuve estos pensamientos, respiré hondo y me tomé unos segundos para analizar la situación más fríamente. Después de unos instantes de tensa espera, en los cuales el niño sostenía en el aire el periódico de la discordia, le dije que sí, que lo comprara.

Luego, ya en casa lo observé con tranquilidad. El niño está aprendiendo a leer, obviamente eligió el que tenía la portada más llamativa. La portada-escaparate con más colores, con las letras más grandes. En el interior, cada artículo presenta los escudos de todos los equipos y los resultados de los partidos. Tiene muchas infografías y las fotografías de los deportistas de sus amores.

En resumen, que visualmente el niño es capaz de interpretar el periódico sin comprender el contenido de los textos. Él solo es capaz de pasar páginas y entender qué se cuece en el césped nacional de todos los campos. Y cuando no lo tiene claro, pregunta dudas: "Mamá, ¿éste escudo de qué equipo es? Ah vale, Atlético 1- Real Madrid 4. Vaya paliza". Además, me pide un 'boli' y se pone a repasar alineaciones y a retransmitir partidos con voz radiofónica: "Gol, gol, gol del Málagaaaa".

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