8 oct 2012

La sombrilla, reflexiones: La memoria del enterrador

Hablando de la empresa periodística, que no del Periodismo...

La enfermedad se agrava por momentos, desde que la pluralidad acercaba a la práctica de la realidad el sueño democrático, pero dio síntomas de ser susceptible de convertirse en efectivo (cash para los amantes de lo anglosajón). Entonces  'pluralidad' se transformó en nichos de negocio. La monetización contaminó la retórica y donde antes había lectores, ahora hay público objetivo,  consumidores potenciales.  El libre flujo de información y la transmisión de ideas se limitan a crear branding (anglicismo que  hace referencia al proceso de hacer y construir una marca para posicionarla en los primeros puestos de tu mente).

En nombre del Periodismo se construyeron rascacielos que ahora arden  desde los  cimientos. Los edificios se resquebrajan desde las vigas maestras. A día de hoy, las siglas ERE (Expediente de Regulación de Empleo) son el equivante profesional del RIP "Requiescat in pace". En este proceso de destrucción  enormes listas de medios y profesionales engrosan la lista del enterrador.

Aunque de las facultades salgan hornadas de motivados voluntarios que sienten que van a reforzar la profesión que se desdibuja por su amplitud. Lo que encuentran  al terminar es que solo van a apuntalar un edificio que tiene que caer por pura necesidad.  No se escuchan rumores de reflexión, ni ecos de diálogo. Tan solo el grito de "Sálvese quien pueda" domina el discurso. En medio del caos, hay colas de damnificados que van solo con lo puesto, pero no quieren condolencias, simplente empezar de nuevo.


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