23 oct 2012

Minirreflexión: Poesías por encargo

Hace dos años, en un viaje de cuatro días a Sevilla, conocí a un músico percusionista llamado Shangó, que al enterarse de que me gustaba escribir me dijo que preparara alguna poesía sobre el sonido del bongó. Le contesté halagada dándole las gracias, pero que no sabría qué decir al respecto. El sonrió  en silencio se tocó el corazón y comenzó a tamborilear algunas notas con los dedos. 

Le dije que sí, que aceptaba el reto, que tenía las letras un poco oxidadas pero que me vendría bien el encargo. Aunque en el fondo, pensé eso de: "¡Y qué carajo escribo sobre el sonido del bongó!".  Hoy dos años después creo que puedo contestar a la petición de aquel músico...

Somos nómadas que hemos dejado de buscar.
Somos nómadas sin patria, sin acento, somos hojas al viento.
Somos nómadas silenciosos en el ruido, ruidosos en el silencio.
Somos hijos de la Tierra que nadan a contracorriente. 
Somos nómadas sin patria, sin acento, somos hojas al viento.
Somos nómadas que siembran, riegan y ruegan.
Somos nómadas con la cara quemada por el sol. 
Somos nómadas con las manos cortadas por los cristales de arena.
Somos nómadas creativos en un mundo que se transforma.
Somos nómadas en la gran Aldea.
Somos nómadas con ojos nuevos, con una piel nueva.
Somos los hijos de la Tierra que nadan a contracorriente.
Somos nómadas sin patria, sin acento, somos hojas al viento.
Somos nómadas de alma albina, y mirada transparente.
Somos los hijos de la Tierra que nadan a contracorriente.
Somos nómadas que siembran, riegan y ruegan.
Somos los nómadas de las mil lenguas, de los veinte mil dialectos, pero que dominamos el idioma del viento.
Somos nómadas que hemos dejado de buscar.

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