10 oct 2012

Minirreflexiones: La sabiduría del perro viejo

Todos los días aprendo algo... A la cafetería suele venir un proveedor que nos trae el embutido. En dos años que llevo trabajando suele venir casi todos los días. En esos dos años le he escuchado muchas veces la frase: "Yeiza, soy perro viejo. Y más sabe el diablo por viejo que por diablo". 

Además de la cuña publicitaria el hombre aprovecha y cuenta alguna batallita:  que si sus niños ya son hombres, que si la vida es muy difícil, que si no hay que fiarse de nadie, que si las mujeres han avanzado mucho, pero no han aprendido a dialogar. Todo esto sin dejarme meter baza, porque claro, cuando se pone en plan divulgativo cualquiera dice algo.

En fin, que llevamos tiempo quejándonos de que la calidad de sus productos ha empeorado, pero él ni se inmuta. Así, que buscando materia prima a mejores precios. Poco a poco, sus ventas han bajado tanto que hoy viene y nos pregunta si hay algún problema con él. 

Pues, la verdad es que si supiera escuchar le diría que: En estos momentos no se puede ser mediocre, hay que ofrecer la mejor calidad a precios competitivos. El paladar de la clientela no entiende de subidas del IVA. El cliente que se gasta lo poco que tiene en un bocadillo espera que el jamón no le sepa a crisis.

Conclusión: La vejez, o la experiencia acumulada, no tiene nada que ver con la sabiduría. Y menos aún si quien se cree un experto padece de sordera social.


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