27 oct 2013

La Sombrilla, reflexiones: 'Post-venta'

Disculpa querido lector porque no he podido actualizar el blog debido a que la conexión a internet que tenía era Instanet y como ha quebrado soy una de las clientas a las que ha dejado tirada sin previo aviso. Son las 06:45 de la madrugada. El cuerpo no se ha enterado del cambio horario y me pide movimiento. Aprovecho ya que veo en la esquina alejándose el peplo de la musa resacosa huyendo de sus obligaciones. El niño duerme, pues el pobre ya ve en el armatoste cibernético otro puente que saltar. “¿Vas a seguir trabajando, mamá?”. La noche da la oportunidad a que las reflexiones atascadas salgan a flote. Para bien o para mal.

Actualmente estoy trabajando de comercial/asesora/distribuidora. Dicen que no hay productos malos sino malos vendedores. Los clientes me dicen que 'informo' muy bien, que les gustaría que más gente explicara las cosas así de transparentes y claritas. Ante estas observaciones, contesto diciendo que les trato como me gustaría que hicieran conmigo. Según parece, para un comercial esto es un insulto, no somos informadores. La información no es gratis. Eso mismo pensamos los periodistas, no crean que el lema es diferente. 

Este trabajo es tan digno como otro cualquiera, trabajando con ética y calidad también se sale adelante. Es simplemente el peaje que hay que pagar para vivir: Utilizar nuestro cuerpo y habilidades para llevar el pan a casa. Entiéndase que con estas líneas intento transmitir un mensaje de ánimo, porque siempre hay oportunidades para crecer y aprender. No estancarse señores.

Aunque buena parte de mi cerebro esté volcado en la función que le toque realizar, no puedo dejar de sacar la instantánea de lo que sucede en cada casa. No lo puedo evitar, salgo impregnada de olores, sensaciones, imágenes. Le estoy tomando el pulso a la realidad nuclear, la de cada casa. Trabajo de campo, puerta a puerta. Algunas conclusiones que saco a todo esto:
  1. Hay muchísimos ancianos solos en los hogares, que apenas pueden moverse con andadores o con la puerta abierta por si les pasa algo que algún vecino se asome. Los familiares están trabajando y la asistencia domiciliaria a dependientes ha sido recortada y van menos horas. Una mañana toco en una puerta y me sale una joven con unos guantes puestos y llorando. ¿Le pregunto qué le pasa? Y me contesta: “Ahora, no te puedo atender. Tengo a mi madre con Alzheimer que ha intentado limpiarle las heces a mi padre que está empotrado en la cama y me he encontrado a los dos llenos hasta arriba”. Cierra la puerta y tras ella deja el hedor que escapa buscando el exterior.

  2. En un mismo día, puedes vivir mil vidas tras cada puerta. En una manzana el contraste de ricos y pobres puede ser dramático. En unas los desconchones de humedad se tapan con dibujos de los niños que juegan en la alfombra del piso de alquiler. En otras, los niños 'whassapean' con los Iphones sentados en la hamaca del jardín, mientras los Ipads y los Ebooks son dejados de cualquier manera, porque al fin y al cabo son cacharros.

  3. Algunas frases que me han dejado impactada de clientes:

    - “Lo siento, ése tema lo lleva mi secretario. Yo soy un artista y no hablo de cosas materiales. Me afecta a la inspiración.”

    - “Soy viuda, para mal o para bien y no tengo compromiso ninguno” – dice ella muy orgullosa mientras le echa ojitos a mi compañero.
Son muchas instantáneas, ya iré contándolas poco a poco, para quitarle presión a la olla y que no se sature la memoria RAM de mi cabeza. No puedo dejar aparcada la capacidad de analizar mi entorno, los olores, las expresiones, el qué dice, el cómo lo dice, las repercusiones que tiene cualquier acto que hagamos o dejemos de hacer. Hay mucho, mucho más..... Buenos días

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