11 ago 2015

Minirrelato: La mano y la Luna

La mano se alzó hacia la Luna para recoger la promesa que una noche sembró. A pesar de la mala energía, lo que se siembra bajo su influjo germina, crece y toma altura. Para recuperar la palabra dada hay que mirar a la Luna de frente, ignorar al Principito y su rosa caprichosa y arrancar tus votos de raíz.

Sin pena ni gloria, bajas del pedestal a cualquier aspirante a maestro que no ha dado la talla. Sin crueldad, nosotros mismos somos meros aprendices. Pero aquel que no distingue el aura de un simple destello, aquel que no siente la energía sanadora de una caricia, o no reconoce la verdad del ruido emitido por su mente o su boca desatada. Entonces, tal individuo no es merecedor de tener un árbol plantado en la Luna. 

La mano dolorida al arrancar de raíz el pequeño brote, sintió como si hubiese robado un feto al vientre de la Luna. Mil veces pidió perdón y mil veces le dijo la Luna que ese brote jamás sería árbol. Estaba escrito en la tierra, en las estrellas, en la luz y en la oscuridad. Pero, los amantes borrachos de química no admitían tal destino.

No te preocupes- dijo la Luna a la mano- has sido aprendiz y tú capacidad de enfrentarte a la realidad  te ha convertido en un ser que evoluciona hacia el infinito.Transmite eso a tu cuerpo, ya no tires más la mano al cuello.  Ésta corrió a unirse al castigado cuerpo que lloraba en duelo por las promesas incumplidas, pararon y los ojos se convirtieron en cristal bruñido. Espejos que reflejaban su brillo y que éste les recordaba que podían volver a sembrar cuando quisieran.

No hay comentarios:

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...