11 oct 2015

Minirreflexión: El silencio

Alguna que otra vez he hablado sobre el silencio. El espacio entre sonidos, entre palabras, entre personas. Hay gente que no sabe callar y otras que no rompen el secreto de su voz aunque los maten. A veces, hay que decirle a alguien que el misticismo del silencio esconde verdades ocultas de sí mismo, para que den pausa a su mente y a la del prójimo.

Si bien es cierto que la meditación incluye el silencio como herramienta de crecimiento espiritual, en cambio para otros es el escudo ante las perogrulladas del 'amigo'. Si al menos fueran graciosas, nos regalarían vida con su buen humor. Lo malo es que a cada palabra clava puñales de "sabiduría". Porque esa es otra, ¿cuántos ejemplares en el mundo se creen autorizados a imponer su verdad? Olvidan que ya vinieron otros hablando de amor y piedad, de humildad y servicio al prójimo. Y muchas otras cualidades que en su discurso político, pues sí, terminan siendo politicuchos de salón de discursos acartonados. 

Mientras una los escucha por educación piensa, ¿dónde tendrá éste el botón de Off? El silencio como ausencia de sonido, ruido, gemido, respiración... O silencio como distancia, tiempo que tarda en recorrer de una oreja a otra el  murmullo de la voz. 

Esta no es una apología por el silencio innecesario, unas palabras bien dichas son un beso a los oídos y una caricia para el alma. ¿Cuál practicas tú?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay palabras que se quedan clavadas en el alma, así como silencios que matan. Saber cuándo hablar y cuándo callar es un arte.

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