20 mar 2016

Minirrelato: Descalza de madrugada

Fuente: ElMenDolétudo
Tengo  los pies helados, la vista se me nubla aunque lleve las gafas. Los gallos empiezan a cantar y se me escapa un estornudo. Busco el mar en las palabras, el salitre en las letras. Tengo que limpiar mi aura de malas experiencias. Caminar entre las sombras tiene esas consecuencias, te deja el alma maltrecha. Confundes amor con necesidad y le das el corazón a cualquiera. Y cuando se te pasa la borrachera maldices lo desprendida que eres. 

Pues ni era necesario ni hacía falta caminar con los pies descalzos sobre las ascuas, ni era necesario dejar en prenda nada. No se trata solo de amores, hablo de empresas, proyectos y todo aquello que requiera el alma para que evolucione. 

Descalza y los pies como témpanos, los alejo del suelo. Pues, los gallos se han callado y se escucha una moto en la lejanía. Va en línea recta, ¿cómo lo sé? Por el sonido. Que parece un punto que se pierde en el infinito. Debería ponerme unos zapatos, pero ya estoy temblando y no puedo parar de escribir. La mejor herramienta para pulir asperezas mentales, propias y ajenas, es escribir un rato. Un instante que se transforme en un amor intenso, un proyecto productivo o empresas rentables. Que no me toquen el alma, que no se lo lleve nadie. El alma ni se vende, ni se alquila, ni se regala.

Estas palabras tienen sabor salado, sabor a mar. No pretenden descubrir continentes ni describir contenidos. Estas líneas son los algodones para limpiar viejas y nuevas heridas. Como los soldados en las trincheras. Tengo los dedos de los pies ateridos de frío y comunican el mensaje al resto del cuerpo. Aguanta que detrás de ésta viene la primera ola. Aguanta la respiración y luego salta.

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