20 sept 2016

La sombrilla, reflexiones: ¿Poesía vs Periodismo y Manuel Alcántara de por medio?

Manuel Alcántara. Foto: Diario Sur
Un frío e inerte telón de acero separa la poesía del periodismo. La guerra fría empezó en algún momento fechado en el librillo del cronista. ¡Periodismo es periodismo!- gritan algunos, mientras los antisistemas apuestan por un periodismo lírico, épico, rococó, o rocambolesco. Las filas se difuminan, pues en todo periodista hay un escritor que fuma sintaxis delante del ordenador.

El debate ha llegado a un punto desde el que se analiza la banalización de la información y sus fuentes de una manera tan dramática, que se ha visto necesario defender el uniforme para que se le reconozca como parte de las fuerzas del orden dentro del caos. Uniformado, encorsetado, peinado de coherencia y abusando del barniz del saber estar, el periodismo frunce el ceño y habla con voz afectada, como lo haría un médico o un notario. Es cierto, que en algunos contextos la poesía solo cabría en el periodismo, disfrazada de soldado, dando fluidez a la fórmula: "sujeto+verbo+predicado".

La poesía no es sólo contar sílabas y escribir sonetos a la amada. La poesía es luz todos los días y no tiene que caer en el empalago. La poesía es visionaria, los visionarios son seres despiertos. Pero, ¿quién está más despierto que un periodista? La iluminación surge si no la matas, si no la tapas, ni la encubres. Simplemente, dejándola ser. Un texto fluido, que te permite deslizarte entre sus líneas, eso es poesía en movimiento.

El periodista uniformado puede ser poeta por obligación o por convicción, no le queda otra, las letras llevan implícitas el lirismo. Que surjan debates que intenten poner fronteras entre la poesía, el periodismo y sus híbridos reportajes o el divino columnismo, es interesante. Batirse en duelo por los adjetivos calientes en detrimento de los fríos y rigurosos, es estimulante. Que el mayestático coja protagonismo, los despectivos y todos los valorativos al fin, es arriesgado. La suma volvería subjetivo al ya presunto objetivo periodismo de cinco columnas.

Francisco Umbral decía que el poeta que no escribe todos los días, salvo cuando está enamorado, es un presunto poeta. La poesía es iluminación, es cierto, pero también lo es el aura y el verso suelto del titular. Ponerle adjetivos y requiebros al periodismo para convertirlo en pieza de arte, no siempre es necesario. La noticia es urgente y utilitaria. Un ladrillo para construir. Tanto el periodismo como la poesía son un arte en sí mismo, y hay que acudir a los grandes para aprender de la huella de sus pisadas, leyendo a Manuel Alcántara, maestro que se define poeta y periodista. Definiciones que son algo más que apellidos, son los perfiles de un ser dinámico que se desdobla para convertirse en alguna criatura mitológica capaz de jugar con agua y fuego creando espejos de formas infinitas.

Esta reflexión surge tras escuchar a Carlos Aganzo, Manuel Castillo, Jesús Nieto, periodistas y Juan José Téllez, responsable del Centro Andaluz de las Letras (CAL), que juntos arrancan el ciclo temático de 'Poesía y Periodismo. De Norte a Sur'. Manuel Alcántara, no pudo asistir al evento, pero recibió un galardón por su trayectoria poético periodística.

"El mundo tiene que cambiar, porque lo que somos los poetas, no vamos a cambiar nunca.” Los poetas al poder, Manuel Alcántara.

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