18 ene 2017

Minirrelato: Agitado pero no revuelto

"Agitado, pero no revuelto"
James Bond
(Sean Connery)
Hablar de lo divino y lo mundano, mezclado, no revuelto, frío y con dos aceitunas, es duro. Ponerte delante de alguien y empezar a disertar sin saber si te va a entender, si te va a traducir correctamente. Lo miras a las pupilas y finges ver a través de ellas. Presumes de tenerlo todo controlado. Respiras hondo, abres la boca y sacas las mejores armas que la dialéctica te pueda ofrecer. Entiéndase, morralla, pues de aquello que presumimos los humanos, de una buena lengua. Casi es mejor que la amarre, y utilice ese músculo para mejores lides...

Así empezaba su discurso ante una sala llena de gente que no conocía de nada, y a los que prefería no imaginar desnudos para no salir traumatizada. Tampoco quería imaginarlos sentados en el water mientras leen su tablet y discuten con el papel higiénico. Le habían dicho que para superar el miedo escénico tenía que tirarse a la piscina, que ella sabía cinco veces más de su tema que el público, y que si se equivocaba no se iba a notar. .

Esas perogrulladas que se le dicen a los novatos a ella le sudaban los innombrables. Sabía que eran lobos y escualos preparados para saltar a su cuello, en cuanto empezara a tartamudear o se le olvidara alguna fecha importante. Sabía que había correctores entre el público tomando nota para discutir en la rueda de preguntas. Podía olerlos, la adrenalina era una chivata. 

¿Pero eran ellos o ella? Sus manos mojaron el papel, se sabía el tema de memoria, había pasado horas leyendo, subrayando, consultando, soñaba con ese momento. De hecho se preguntó, ¿qué hago aquí? ¿estoy dormida, estaré desnuda y todos mirando? No quiso comprobarlo, pero tenía frío, aunque sus mejillas ardían como lava. ¡Cuantas contradicciones!

Mecánicamente empezó a hablar, no sabía lo que estaba diciendo, parecía que estaba en trance, quizá estaba revelando como los chamanes envueltos en humo opiáceo, o como una demente en un sanatorio. Tal vez, aquel público era producto de su imaginación perturbada. ¡Qué absurdo, la imaginación es una perturbación en sí misma!

... La magia del vocabulario radica en que nace desde un interlocutor que con su intención es capaz de enamorar, maldecir o matar a su oyente. He aquí que las imágenes que dibujamos con las sílabas, nos dan a todos la capacidad de comunicarnos de una manera creativa o destructiva. Hasta el silencio puede usarse como Katana para torturar espíritus ajenos. Curar o destruir, todos somos responsables de lo que sale de nuestra boca...

De repente, escuchó un ruido, alguien tosía entre el público. No, no estaba dormida...

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